sábado, 28 de marzo de 2015

¿Encaja bien alguien con SA/TEA en el entorno laboral?

No nos engañemos: hoy día, el mercado laboral demanda trabajadores con unas características que contrastan con las de una persona con SA/TEA, como se puede apreciar en la siguiente tabla.


Lo que pide el mercado laboral
Muchas personas con SA/TEA
  • Flexibilidad
  • Trabajo en equipo
  • Generalista
  • Con iniciativa
  • Social
  • Comunicador
  • Sentido del humor
  • Rigidez, pero mucha tenacidad
  • Trabajo individual
  • Especialista, con mucha consistencia y capacidad para algunas tareas
  • Detector de patrones y anomalías


 
Además, si bien la mayoría de empresas están sensibilizadas con la discapacidad física, con la psíquica no ocurre lo mismo y existe, en muchos casos, un problema de estigmatización. Además, en el caso del colectivo SA/TEA nos encontramos con que, al no existir un déficit cognitivo, a muchos afectados no les conceden el grado de discapacidad mínimo del 33%, con lo que algunas empresas no se inclinan a contratarlos debido a que no obtienen con ello ningún beneficio fiscal.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. Las especiales características de las personas con SA/TEA les hacen particularmente buenos para determinados trabajos que requieran una gran sistematización y atención al detalle. Además, tienden a ser sinceros y honrados. 

By Scouten (Own work) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons

Para sacar lo mejor de estos trabajadores se deberá:
  • Evitar el lenguaje indirecto. Debemos ser explícitos a la hora de definir qué es exactamente lo que queremos que hagan.
  • Dar indicaciones claras y concisas.
  • Evitar los dobles sentidos (chistes, bromas, lenguaje figurado, ironías).
  • No esperar que la persona con SA/TEA sea capaz de comprender las indicaciones “evidentes” que les damos de un modo no verbal (mediante expresiones faciales o de lenguaje corporal, por ejemplo). Para ellos tal "evidencia" no existe.
  • Felicitarles siendo explícitos en lo que han hecho bien (“¡Qué bien has clasificado esos documentos!”) y corregir las equivocaciones siendo igualmente explícitos en lo que han hecho mal y ofreciendo una explicación acerca de cómo se debería haber desarrollado la tarea (“Estos documentos no están bien clasificados, había que hacerlo por orden alfabético”, por ejemplo).
  • Evitar encomendarles la elaboración de documentos escritos en los que se deba sintetizar o resumir el trabajo desempeñado.
  • Procurar dar las indicaciones siempre verbalmente y por escrito.

De esta forma se mantendrá a estas personas motivadas y su rendimiento será mucho más satisfactorio.

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